¿Hambre real o emocional?

En el post de hoy vamos a diferenciar dos tipos de hambre, la real y la emocional. Probablemente nunca hayamos prestado atención a estos conceptos, es por eso que quiero empezar con esta pregunta: ¿Te has preguntado alguna vez si has comido sin tener hambre, por aburrimiento o porque era la hora de comer?

Comer porque es la hora sin tener hambre puede alterar el mecanismo de saciedad. Concretamente en la ingesta y en su control están implicadas dos hormonas: grelina y leptina. La primera es la encargada de dar la señal de comer, y a medida que vamos comiendo aumenta la leptina, hormona encargada de dar la sensación de saciedad.

Desde hace años, tenemos acceso de manera ilimitada a la alimentación, además si le sumamos el ritmo de vida actual, lleno de estrés y de poco tiempo personal hacen que en muchas ocasiones recurramos a productos o snacks procesados como palitos de semillas de girasol, chocolate con leche, galletas, madalenas, patatas fritas, comidas preparadas… dándonos una sensación de bienestar. En esta situación actúa la dopamina, neurotransmisor capaz de proporcionar una recompensa inmediata asociada al placer. Estos productos mencionados tienen una gran palatabilidad (le encantan a tu paladar y cerebro) agravando este estado emocional favoreciendo la cronificación de esta conducta, difícil de reestablecer o romper al cabo del tiempo.

Vamos a diferenciar los dos tipos de hambres: el hambre emocional es aquella en la que comerías todos aquellos productos que encuentras en la estantería del supermercado repleta de azúcar y grasas refinadas, o cuando pasas delante de una panadería arrasarías con todo lo que hay en el mostrador. En cambio, el hambre real, no es selectiva, es decir, cuando realmente tienes hambre comerías verdura, fruta, legumbres, carne, pollo, huevo, cereales integrales…

¿Entonces, qué tenemos que hacer para reducir el hambre emocional?

Primero de todo, se tiene que identificar qué es lo que está originando este sentimiento de ansiedad, irritación o preocupación. Por ejemplo si tienes problemas familiares, personales, laborales u otros. En determinados casos, es aconsejado combinar terapia psicológica con nutrición para poder abordar de una manera más integrativa y eficaz.

Y en segundo lugar, procurar no comprar este tipo de productos pues si los tenemos en casa habrá muchas probabilidades de recurrir a ellos.

A continuación os propongo una seria de ejemplos que podemos comer en casos de hambre emocional:

  • Caldos
  • Infusiones
  • Encurtidos como aceitunas, pepinillos, cebolletas…
  • Tomatitos cherry
  • Palitos de zanahoria
  • Fruta
  • Remolacha cocida
  • Yogur natural o vegetal
  • Fruta con frutos secos
  • Fruta con yogur natural o vegetal
  • Frutos secos con cáscara (nueces, cacahuetes, almendras…)
  • 1-2 onzas de chocolate negro >85%

Es importante escucharte para identificar estas sensaciones, si hay ansiedad no te agobies, también tenemos que dejar fluir las emociones evitando más presiones.

A continuación os dejo el enlace por si os animáis a hacer alguna receta que os proporcionará nutrientes saludables y saciedad: https://cocinandosalud.net/recetas-cardiosaludables/#01